La momia de Ramsés II, el último gran faraón de Egipto
EL ULTIMO GRAN VIAJE DE RAMSÉS
Durante el siglo XX la momia de Ramsés II ha sido una de las que mayor interés ha despertado venciendo, incluso, a la del más famoso de todos los faraones, Tutankamon.
Enterrado en el Valle de los Reyes, en la tumba KV7 el “Gran faraón” murió tras casi un siglo de vida y 66 años de reinado. Resulta sobrecogedor contemplar un rostro tan bien conservado, impasible al tiempo.
La momia mostró a un anciano nonagenario -un mérito en un país en el que la esperanza de vida no superaba los 35 años-, que sufría artritis, la espalda curvada y los dientes desgastados
Su momia, descubierta en 1881 porGaston Maspero y H. Brugsch, es la de un hombre nonagenario de nariz prominente, aguileña, mandíbula fuerte, pelo rojo y rostro alargado. Treinta siglos de vendajes han conservado su cuerpo pero no así su gran orgullo y su egolatría.
Seguramente, el gran faraón se hubiera sentido muy decepcionado de contemplarse a sí mismo momificado. Maspero, describió la momia del faraón como la de un ser con una expresión inteligente y llena de orgullo y terquedad. El aire de majestuosidad soberana se notaba aún en su rostro después de tres mil años de embalsamamiento. Tras todo ese tiempo durmiendo en elPaís del Nilo, afortunadamente el cuerpo momificado de Ramsés II no sufrió ningún daño. Pero todavia tendría que emprender un extraordinario viaje a París en 1976.
Los investigadores franceses quisieron arrancarle su último secreto sometiéndole a un exhaustivo examen médico…
En 1977 la momia de Ramses es recibida con todos los honores de un alto dignatario. Pero qué fue exactamente lo que llevó a Ramsés hasta Paris ¿ Bacterias?. ¿Hongos?, ¿Insectos?…
Ramés II, el faraón mas grande que nunca tuvo Egipto, el que hizo morder el polvo a sus enemigos y cuyo largo reinado (1289-1222 a. C.,) está perfectamente documentado es, de todos los faraones del antiguo Egipto, de quien más vestigios nos han quedado. Aquel cuya voluntad, poder, ambición, y delirios de grandeza le hicieron sentirse superior a todo y a todos, fue sepultado como alto dignatario junto a sus tronos suntuosos e infinitas riquezas, que nuestra imaginación no alcanza a descifrar.
Ajuares reales que fueron desmantelados por la acción de rapiña de sucesivos saquedaores. Quizás sus tesoros nunca puedan ser recuperados, pero su momia nos permite, desfiando el tiempo, acercarnos a aquel poderoso hombre que un dia fue llamado “el mas grande gobernante del mundo”.
Recontrucción virtual del avejentado rostro de Ramsés II. Sólo exiten esculturas del gran faraón de su etapa de juventud.
Su cadáver no nos muestra al grandioso monarca que hizo erigir templos que deberían durar millones de años, ni tampoco al faraón que derrotó a los hititas en las puertas de Qadesh. Nada más lejos: Las únicas huellas que quedan de su autoridad son su rostro alrgado, nariz aguileña y su considerable altura, cercana al metro ochenta.
Cuando Ramsés II murió, con más de noventa años de edad, lo evisceraron como a todos los grandes, es decir, le extrajeron aquellas partes del cuerpo que primero sucumben a la descomposición. A través de las fosas nasales, le extrajeron todo el cerebro y mediante una pequeña incisión en el flanco izquierdo del vientre, todas las vísceras abdominales y torácicas. Luego le untaron aquellos bálsamos y el aceite sagrado prescrito por los sacerdotes y lo vendaron todo con telas de lino.
La momia de Ramsés II
Afortunadamente, el cadáver de Ramsés II no sufrió ningún daño durante tres milenios en el País del Nilo.
En 1881, Gaston Maspero y H. Brugsch descubrieron gracias a la indiscrección de un traficante de antiguedades, que en los acantilados de Deir-el-Bahri, ubicado en el Valle de los reyes, a unos 60 metros de altura, en las paredes rocosas había una cabidad que albergaba uno de los mayores tesoros de la arqueología.
Los sacerdotes de la dinastía XXI habían trasladado al Valle, un lugar más seguro, a prácticamente todos los reyes de la dinastía XVIII y XIX, Tutmosis I, II y III, Amenofis I, Ramses I, IIy II, Nefertari, Hapsthesut, además de princesas y dignatarios.
En los últimos siglos estos cadaveres fueron trasladados por caravana y barco hasta Luxor en el mayor de los secretos para evitar expolios. Entonces fue cuando se descubrió el excelente grado de conservación de la momia de Ramses II.
El viaje de Ramsés a París
Al parecer en 1976 la momia de Ramsés se estaba deteriorando y el gobierno egipcio llega a un acuerdo con el Museo del Hombre de París para que un equipo de más de 200 científicos de ambos países examinen minuciosamente la momia del viejo faraón. Pero qué fue exactamente lo que llevó a Ramsés hasta Paris ¿ Bacterias?, ¿Hongos?, ¿Insectos?…
EL EXAMEN DE LA MOMIA
Ramsés II inicia un extraordinario viaje a París con pasaporte egipcio de rey fallecido. Se cuenta que la avioneta especial para trasnportar al más grande de los farones de Egipto se dió la vuelta antes de abandonar el Cairo, para ofrecer al faraón una visión de la tierra que nunca habia dejado hasta aquel entonces.
La momia llegó a la capital francesa el 26 de septiembre de 1976 con todos los honores de un alto dignatario. Posteriormente fue examinada y tratada en un laboratorio especialmente preparado para ello. Los investigadores galos querían arrancarle su último secreto sometiéndole a un completo examen médico.
Lo que 3000 años de sueño en el desierto no habían conseguido, lo hizo en poco tiempo el húmedo aire del museo.
El cadaver estaba infestado por 89 tipos de hongos altamente tóxicos que fueron tratados con doce horas de rayos gamma de cobalto 60, sin dañar a la momia. Sometido a exámenes de radiología, xeroradiología, cromodensitografía, endoscopia, bacteriología, palinología, paleobotánica, se concluyó que el causante del deterioro era la Daedalea biennis Fries, un hongo altamente tóxico.
Los científicos redactaron un informe de mas de 400 páginas sobre el hombre que un dia fue llamado gobernante del mundo. En el estudio se observó que murió con 90 años, que tenía la habitual capacidad de una persona de esa edad avanzada, ligeramente cojo, con signos de arteroesclerosis, espondilitis anquilosante, periodontitis, las cuales lo habrían afectado las últimas dos décadas de vida. La conclusión es quemurió por intoxicacion en la sangre debido, en buena parte, a un abceso dental purulento.
Treinta años después de aquel tratamiento en París, el faraón, RamsésII, fue colocado en un ataúd de cristal con aire acondicionado y devuelto a Egipto. Ramsés II volvía al El Cairoa su querido país natal del Nilo en todo su esplendor.
Acababa de firmar un nuevo contrato con la eternidad
Conclusión
Ramsés II fue sin duda el último gran faraón del País del Nilo cuyo esfuerzo constructor fue propio de titanes. Su largo reinado unido a la dejadez de sus últimos años de gobierno y la posterior decadencia de sus descendientes, habrían de terminar con el poder de Egipto más allá de sus fronteras. A partir de su muerte, el próspero Imperio Nuevo tuvo los días contados.
Los franceses, en el año de 1976, se llevaron la momia del último gran fraón de Egipto a París. Lo hospitalizaron, lo pasaron por los aparatos de rayos X más sofisticados, emitieron un paleodiagnóstico y, finalmente, lo curaron. Fue aquel un tratamiento largo y costoso. Quizás los franceses quisieron con ello compensar la villanía cometida por Napoleón III quien consiguió uno de los obeliscos del templo de Luxor a cambio de un reloj francés, que nunca llegó a dar la hora en el Cairo.
Actualmente el Gran faraón descansa para la eternidad en la Sala de las Momias Reales del Museo del Cairo.
Bibliografía
- Bucaille M. Momias de faraones. París 1987.
- Galería Nacional – Ramsés el Grande. París 1976.
- Museo Nacional de Historia Natural – La Momia de Ramsés. París 1985.