Calígula, el césar al que todo estaba permitido
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Adorado como una divinidad
Calígula erigió en Roma dos templos consagrados a su persona. Más tarde unió el Palatino con el templo de Cástor y Pólux, que dedicó a su propio culto (a la derecha de la imagen se ven sus columnas).
FRANCESCO IACOBELLI / AWL-IMAGES
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Deseos de gloria en combate
En 40 d.C., Calígula planeó la invasión de Britania para adquirir prestigio militar, pero el proyecto fracasó. Escultura del emperador. Museo Arqueológico Nacional, Nápoles.
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