La condición de gay es, según el pastor católico, un trastorno psicológico. Una anormalidad.
Algo similar a una infección en la psique.
Y tiene remedio.
Y hasta tratamiento.
Para “demostrarlo”, Reig ha colgado en la web del obispado algunos testimonios que dan cuenta de cómo hay individuos que han superado tal dolencia y, de paso, narran “los sufrimientos vividos durante el tiempo que sintieron atracción sexual hacia personas del mismo sexo”.
Tal cual.
El síndrome lo ha denominado, muy científicamente, AMS(Atracción hacia el Mismo Sexo, si acaso no quedó claro el porqué del acrónimo), y el encabezado que acoge estos relatos reza: “Hemos salido del infierno”.
Ahí aparecen cuatro historias contadas en primera
persona: de una ecuatoriana, un médico venezolano y dos jóvenes, que, palabras
más y menos, coinciden en que la “experiencia AMS” empezó como una “confusión”,
se convirtió luego en un “infierno”, pero que, a la luz de la espiritualidad
católica, descubrieron que podían “sanar” de ese mal.
Y así.
Por supuesto, en otro acá-pite de dicha web se leen textos
de solidaridad hacia el obispo, donde destaca el de la Federación Internacional
de Asociaciones de Médicos Católicos, que señala: “No compartimos la práctica
de la homosexualidad por no estar conforme con la sana antropología ni con la
Santa Biblia.
La homosexualidad no es pro-natura. Monseñor Reig tiene
toda la razón”. Y otros creyentes lo describen como un “coloso de la verdad”. O
“un mártir por la fe”.
En resumen, el gay es como un ser inoculado por un virus.
Pero un virus que puede ser eliminado con psicoterapia y la gracia de Cristo. Y
ese es, si no quedó claro, el camino que debería seguir todo bípedo infectado
por el AMS para, de esa manera, evitar el averno y las tinieblas
eternas.
Que gran satisfacción da ver a un obispo católico defendiendo la fe, los mandatos divinos y luchando como se debe, contra esta
terrible enfermedad, que es la homosexualidad.
Una conducta tan asquerosa, perversa, malsana, debe ser
vista por los siquiatras, de todo el mundo.
El obispo de Alcalá de Henares (Madrid), Juan
Antonio Reig Pla, aseguró que la homosexualidad puede
ser curada “con una terapia apropiada”. Agregó que esta sería más efectiva “si
la práctica de actos homosexuales no se han enraizado”.
En declaraciones a la publicación “Religión en Libertad”,
indicó que “con la ayuda de la gracia de Dios y acompañados por sacerdotes,
orientadores y catequistas y ayudados, en su caso, por profesionales, las
personas con orientación sexual hacia el mismo sexo pueden vivir en castidad”.
Según informó la web News Republic, esta es la segunda
manifestación de este tipo que tiene Reig Pla en dos semanas. La primera se dio
en la misa del Jueves Santo, en la que el sacerdote asoció la homosexualidad
con la corrupción, la prostitución y el abuso.