Siguen las protestas en Chile, mientras muchos buscan volver a la normalidad
Durante la noche, en el quinto día de toque de queda, los disturbios se calmaron en el centro de Santiago aunque en la periferia la situación seguía tensa, con saqueos e incendios que no se detienen en un país en estado de emergencia y con militares en las calles.
Chile
enfrenta este jueves una nueva jornada de manifestaciones tras un
estallido social que suma 18 muertos y que no cede, en un país donde
muchos quieren retornar a la normalidad mientras otros optan por seguir
en las calles en busca de un profundo cambio al sistema económico.
La
Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y una veintena de organizaciones
sociales llamaron a una segunda jornada de paralización este jueves,
pero de mañana muchos acudían a su trabajos en el centro de Santiago y
el comercio abría tímidamente sus puertas.
Lo
que ha hecho hasta ahora el presidente Piñera es polarizar y tensionar
el país. Tenemos hoy en las calles a jóvenes con un fusil en las manos
contra sus propios compatriotas”, dijo a periodistas Bárbara Figueroa, presidente de la CUT, el sindicato más poderoso de Chile.
Durante la noche, en el quinto día de toque de queda, los disturbios se calmaron en el centro de Santiago aunque
en la periferia la situación seguía tensa, con saqueos e incendios que
no se detienen en un país en estado de emergencia y con miles de
militares en las calles.
Las
manifestaciones, que estallaron el viernes pasado tras el aumento en
casi 4 centavos de dólar en la tarifa del metro, dejan hasta ahora 18
muertos, cinco de ellos por acción de agentes del estado, en medio de
crecientes denuncias de abuso policial y militar.
Un
último reporte del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH)
contabiliza, además, 535 personas heridas (239 de ellas por armas de
fuego) y 2.410 detenidos.
— Ciudad en movimiento —
Con
militares custodiando las estaciones de las tres líneas del metro
metropolitano que funcionan parcialmente, muchos de los siete millones
de habitantes de Santiago intentaban volver la normalidad siete días después del inicio de la crisis.
Restos
de semáforos y de las barricadas que se encienden al caer la noche en
la ciudad recuerdan a los santiaguinos que los días de estabilidad
social quedaron por ahora en el olvido.
“En
la mañana se ve harto movimiento, la gente se está movilizando pero en
la tarde todo se pone difícil y empiezan los gases y perdemos lo bueno
que tenemos ahora”, dijo Maicol Rojas, peruano de 50 años, que vende comida frente a la sede de gobierno.
A
las tres líneas de metro, se suman unos 6.000 autobuses que en la
superficie intentan compensar la paralización de las otras cuatro líneas
del subterráneo.
Algunos
supermercados que permanecieron cerrados el miércoles abrirán sus
puertas en esta jornada y la mayoría de los colegios públicos recibirán a
sus alumnos, en aparente señal de normalidad.
En
días anteriores ha habido intentos similares de retomar la rutina,
aunque la tranquilidad se ha esfumado al caer la noche, pese a que unos
20.000 militares y policías patrullan las calles apoyados por
helicópteros.
En
la pasada jornada, cuatro hoteles fueron saqueados y vecinos vestidos
con chalecos amarillos realizaron rondas de vigilancia en comunas
periféricas para evitar robos.
En
la región de Valparaíso se produjeron ataques a casetas de peajes en la
ruta que la une con Santiago, mientras que manifestantes bloqueaban
importantes autopistas en la región de la Araucanía.
El ministerio de Defensa de Chile
confirmó a la AFP que llamó a reservistas para hacer frente a la crisis
social, pero descartó que sean utilizados para patrullar las calles.