Hillary Clinton llegó el miércoles a Vientián, la capital de
Laos, en el primer viaje de un secretario de Estado estadounidense a este país
en 57 años durante el cual abordará la herencia de la guerra de Vietnam y un
controvertido proyecto de presa en el río Mekong.
Washington quiere "reforzar y
profundizar" sus relaciones con el pequeño país comunista, dijo Clinton
tras visitar un centro médico financiado por Estados Unidos para las víctimas
de explosiones, un "recuerdo doloroso de la herencia" histórica.
"Aquí en Laos, el pasado está siempre
con nosotros", añadió.
Laos es el país que ha recibido más bombas
por habitante en el mundo, cuando la guerra de Vietnam se extendió a su
territorio entre 1964 y 1973. Y las bombas que no explotaron siguen causando
víctimas en el territorio.
Estados Unidos invierte cinco millones de
dólares anuales para participar en su limpieza, pero las ONG presionan para que
esa ayuda aumente.
En esta visita de cuatro horas antes de
viajar a Camboya para una reunión sobre la seguridad regional, la secretaria de
Estado se entrevistó con el primer ministro Thongsing Thammavong.
Ambos países se pusieron de "acuerdo
para mejorar y facilitar" la búsqueda de los restos de soldados
estadounidenses desaparecidos en combate y enfrentar el "desafío" de
las municiones que no estallaron, según una declaración común.
Abordaron asimismo la entrada de Laos en la
Organización Mundial del Comercio (OMC), actualmente en discusión.
Clinton se entrevistó asimismo con su
homólogo Thongloun Sisoulith que la había invitado en 2010 durante una visita a
Washington, la primera de un alto responsable de ese país desde la llegada al
poder de los comunistas en 1975.
La polémica en torno a la construcción de
la central hidroeléctrica de Xayaburi, un proyecto de 3.800 millones de dólares
de presupuesto, también figura en el programa de las discusiones.
Clinton reclamó el año pasado una moratoria
sobre la construcción de embalses en el Mekong, río del que dependen 60
millones de personas para el transporte, la alimentación y la economía.
El proyecto de Xayaburi, suspendido por
Vientián, hace temer a Vietnam y Camboya por su reserva de pescado y de
sedimentos.
Un atacante
suicida se inmoló el miércoles en medio de un grupo de cadetes de policía que salían
de su academia y mató a seis personas, informó un funcionario de seguridad.
Varias
ambulancias llegaron al lugar del ataque en la capital Sana. El funcionario
dijo que hubo decenas de heridos, siete de ellos de gravedad.
Nadie se
atribuyó inmediatamente el ataque, aunque la filial de al-Qaida en Yemen ataca
con frecuencia a las fuerzas de seguridad.
El mes
pasado el ejército recapturó varios pueblos que habían sido controlados por los
milicianos en el sur del país. Al-Qaida en la Península Arábiga, considerada la
rama más peligrosa de la organización terrorista multinacional, respondió con
ataques mortíferos en el sur, y una bomba en un desfile el 21 de mayo en Sana
mató a 96 soldados.
Asimismo el
miércoles, el gobierno anunció que dos milicianos de al-Qaida que se habían
escapado de una prisión el mes pasado fueron arrestados en una provincia del
sur.
Un
comunicado del ministerio del Interior dijo que los dos fueron capturados el
martes en la provincia al-Dhali. Dijo que estaban en un grupo de cinco milicianos
que escaparon de una prisión en la provincia occidental de Hodeida el 26 de
junio.
Agregó que
uno de los dos, Nasser Ismail Ahmed Muttahar, fue detenido por participar en un
ataque a la embajada de Estados Unidos en Sana en el 2008.
El ataque a
la embajada dejó 19 muertos, incluso una joven estadounidense de 18 años y seis
milicianos. Ninguno de los muertos o heridos eran diplomáticos estadounidenses
ni empleados de la embajada.
Fue el
ataque más mortífero a una embajada estadounidense en una década.
Por otra
parte, el ejército mató el miércoles a un manifestante en la ciudad de Adén e
hirió a cuatro, incluso dos mujeres, dijo un funcionario de seguridad.
Agregó que
los manifestantes protestaban por la decisión del gobierno de emplazar unidades
del ejército dentro de Adén. La manifestación empezó pacíficamente pero después
sus integrantes empezaron a arrojar piedras a los soldados, que abrieron fuego
para dispersar a los inconformes.